martes, 28 de febrero de 2012

Despidiendo lo nuevo...


Ya casi puedo sentir el mar en el aire...
la piel que se estremece por el viento frío del sur.
Si tuviera la capacidad de ver más allá...
y si pudiera volar?... me llegaría hasta vos
...quizá te pueda abrazar.
Pienso y pienso y no recuerdo una sensación igual,
no entiendo, es que no quiero entender.
En la cabeza se siente como un mar embravecido,
en el cuerpo el dolor astilla los huesos.
En la esencia de mi ser algo me dice que estás bien.

Siempre buscando victimarios invisibles.
Si no lo veo no lo creo,
y si no lo creo, 
por lo menos hoy,  NO EXISTE.





También hoy niego el mar...

miércoles, 1 de febrero de 2012

Caminantes.

Algunos caminan como si fueran robots, la imagen del ser automatizado.
Otros, van tomados de sus manos sudadas, por inercia empujan sus pies, sin dejar huella.
Por aquel lado el pequeño muchacho, da pasos como si con cada uno aplastara al ser más despreciable.
Ella, mientras camina se enfrenta al orden natural, el viento tenas interfiere en su tarea, hasta que finalmente enciende un cigarrillo.
Otra va a paso apresurado, con los brazos cruzados como adolescente que esconde sus nuevos senos.
Aquel señor cruza la calle a la orden del rojo, como si de la vereda de enfrente se encontrara su peor enemigo.
Un hombre de traje y zapatos caros, apaga un cigarrillo con su pie, luciendo su adquisición.
Una muchacha habla por celular mientras camina lentamente, sus ademanes son terriblemente exagerados y graciosos.

Una pantalla gigante detrás del inmenso obstáculo blanco, distrae a los conductores que inertes se pierden en la imagen...

Oscurece y los caminantes aumentan descomunalmente... ya casi no puedo identificar su andar...
mucho menos imaginar su pasado inmediato. Van cada vez más rápido.



Arranca el transporte... ahora la que avanza soy yo, ellos no caminan, esperan... esperan.

Un día más en la ciudad que enamora y hace arder el alma.