Bueno... yo sí.
En viaje, de regreso a lo real, hace unas tardes atrás compartimos una actividad extraordinaria: "plantamos otro árbol". Todo sucedía como siempre, la charla, el mate, la alegría, las risas, el arte (siempre la creación en todos nosotros).
Pero había que volver, dejar atrás esa imagen de sol muriendo...y yo acodada sobre la madera entendiendo un poco más de qué se trata esto de HACER para sentirnos vivos; había que volver, puesta en marcha y ya estábamos en camino de regreso; escucho tus creaciones y me vuelo quién sabe a dónde, pero me voy...
Entiendo que estoy viajando en un auto, sentada en el asiento de atrás, viajo plácidamente mientras veo por la ventanilla los yuyos moverse; de repente, el chofer me habla ... "señorita ... Joh... / ... son" dice, o... algo así, señalando que había llegado a mi destino, en ese instante giro mi cabeza hacia él y llevo mi cuerpo hacia delante para oírlo mejor...
Es en ese preciso momento donde comienzo a sentir todo lo que te pregunté hace un ratito... el cuerpo queda casi paralizado, todo se redujo al latir de mi corazón, que aumentaba su ritmo de manera descomunal, las sacudidas iban subiendo hasta dejarme muda, completamente muda. Empiezo a experimentar una serie de sensaciones que me atraviesan de cuerpo y mente, pareciera que duró horas, pero tan sólo perduró lo que tardás vos, en tu auto, en recorrer una cuadra de tierra en un barrio que no para de crecer. Reacciono, como si me faltara el aire, recupero, llenando mis pulmones de ese aire de campo, fresco, con olor a infancia. Casi recuperada, trato de explicarte lo que acababa de experimentar, sin entender absolutamente nada, sintiendo aún que mi corazón estaba fuera de lugar. Articulo palabras de asombro, ganando tiempo para encontrar las correctas y así compartirte la experiencia, tratando también de dejar ver lo orgánica que me resultó.
Es en ese preciso momento donde comienzo a sentir todo lo que te pregunté hace un ratito... el cuerpo queda casi paralizado, todo se redujo al latir de mi corazón, que aumentaba su ritmo de manera descomunal, las sacudidas iban subiendo hasta dejarme muda, completamente muda. Empiezo a experimentar una serie de sensaciones que me atraviesan de cuerpo y mente, pareciera que duró horas, pero tan sólo perduró lo que tardás vos, en tu auto, en recorrer una cuadra de tierra en un barrio que no para de crecer. Reacciono, como si me faltara el aire, recupero, llenando mis pulmones de ese aire de campo, fresco, con olor a infancia. Casi recuperada, trato de explicarte lo que acababa de experimentar, sin entender absolutamente nada, sintiendo aún que mi corazón estaba fuera de lugar. Articulo palabras de asombro, ganando tiempo para encontrar las correctas y así compartirte la experiencia, tratando también de dejar ver lo orgánica que me resultó.
¿Qué pasó?
¿Sueño despierta?
Ojos abiertos, ¿vida paralela?
¿Sueño lúcido?
¿Recuerdos ...?
Sólo sé, con certeza, que ya veníamos viniendo, no sé en qué dimensión pero estamos hoy acá y más allá también.